Derramaré
mi sangre sobre tu sepulcro,
Aquí en
este cementerio donde fui tuya,
Donde tu
olor se mezcló con el de la muerte,
Y mi alma
ausente vagó entre las tinieblas.
Entre
cruces y lápidas, no en vano me juraste,
Que
hasta la tumba habrías de llevarme,
Y hoy que
recorro este pasillo de cadáveres,
Te
siento y te respiro en el frío, sigues conmigo.
Has
tomado mi mano y el hielo sería más tibio,
En mi
pecho la resguardo, buscándote un alivio,
He
vuelto y traje rosas, negras y perfumadas,
Esa es la
promesa que te tenía guardada.
Ahora
duerme de nuevo y bebe de mi sangre,
La luna
y las campanas el final nos anuncia,
Siento la
luz opaca y el sonido se hace leve,
Vuelve a
tu recinto, porque aquí afuera llueve.
Cantaré
una melodía que acompañe tu silencio,
Escúchala
mientras tus ojos de cadáver duermen,
No, no
llores, que tus cuencas se empozan,
Cuando me
vaya aún quedarán mis rosas.
K.B.
Poesia que brota del alma
ResponderEliminarMuy del fondo de ella...
EliminarPoesia que brota del alma
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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