martes, 14 de febrero de 2017

CARTAS DESDE EL CUARTO

Este suicidio diario amenaza con tu vida. Mi melancolía es un asesino serial y silencioso. Quisiera pedirte que salieras sin decir adiós, pero sé que querré un último beso. En el fondo, jamás querría nada que fuera lo último contigo. Pero muero, me entierro en mis pesadillas, en mis sombras, en ese cuarto sombrío que había cerrado, pero que visito de vez en cuando para aislarme de los murmullos humanos y las risas de aquellos que simulan ser felices. ¿Sabes? Contigo he sido feliz, no mentiría. Solo temo que un día no soportes más mi perniciosa ambición de no sentir demasiado. 
Tú no lo sabes, no sabes cuánto lucho, en vano, infructuosamente, como lucha un insecto por escapar de la telaraña, pretendiendo huir del amor en que me hallo atrapada. La vida me pesa un poco, no sabes de mi cansancio, de mis penas, y de todo aquello que olvido cuando estás a mi lado, por eso no lo sabes. Por eso puede que me ames, porque no has entrado en ese cuarto oscuro de lamentos nocturnos, no has sentido los gusanos arrastrarse por tu piel, no has oído los sollozos del pasado como estruendo en tu cabeza. Por eso puede que te ame, porque sueles evitar que pase mucho tiempo allí encerrada y salgo al mundo de dónde has venido y me has dado motivos para quedarme aquí. Mas no evitas que camine aún por las sendas empedradas que raspaban mis rodillas, y miro a través de mi camino hacia atrás, con la mirada orgullosa de quien ama sus raíces y sus heridas. Amo mis heridas, solo por ellas puedo darte un poco más de mí, un poco más de lo que antes di. 
¿Te has sentido cansado? ¿Has cerrado tus ojos esperando no abrirlos más? Me desharé de la llave que me adentra en aquel lugar, seguro, algún día. Hoy solo no toquen a la puerta, temo que se abra y sus horrores sean homicidas. Mañana querré simplemente no volver, así como hoy no quiero volver, no quiero la vida real, no quiero la rutina que me embebe en un siniestro aburrimiento de obligadas acciones sociales. Anhelo la ausencia de sonidos mas todo me envuelve, me aturde y creo desvariar.
Silencio, soledad, este es mi eco, una dosis de algo pudiera probar, no tengo nada, de entre todos mis vicios solo estas letras manchadas de cenizas puedo mencionar. Y mi cigarro…y quizá, tus ojos…


K.B.

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